«- Es Nueva York, todo el mundo acaba encontrándose tarde o temprano.
- Pues esperemos que sea temprano».
No existen planes que determinen nada.
No son necesarios.
Al final todo llega cuando es oportuno.
No se trata de destino, sino del momento.
Se nos plantean horarios, interminables maneras de intentar controlar un mundo aleatorio.
Nos mentimos si pensamos que sirve de algo.
Solo hay que lograr encajar esa incertidumbre en nosotros.
Porque al fin y al cabo somos una conexión,
por eso nos encontramos.
Si eso ocurre, sí, es por algo. Ahora lo es.
Y que salgan personas, solo deja sitio a otras nuevas.
Abrimos espacio, para lo que importa.
A veces, hay cosas que se devalúan en el tiempo,
pierden su valor por si solas.
Y puede que lo nuevo sea una recompensa,
algo que merecemos.
Es el momento,
y por eso nos conocemos.
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