miércoles, 19 de marzo de 2014

Hasta luego

No hay más que lluvia en nuestra ventana, amor.
Los días nublados, aún no se han terminado.
Tú me abrazas para liberar la última gota de calor,
para sentir el cariño a roces,
para dormir envuelta en una manta de ti.

Se nos escapa la vida entre susurros.
Nos quemamos las pestañas de tanto mirarnos.
Me dices cuelga tú, te digo no tú;
y así nos retamos a callarnos,
y el silencio nos golpea de pronto.

Se me escapa la duda que me dejas, 
«¿He de hablar?, ¿aún estará?»
Sueltas un bufido, me rio, y mi risa te condena a perder el duelo.
Vuelves a hablarme de constelaciones, de galaxias, de amor.
Me dices, «me robas el tiempo, ya llego tarde»
Te respondo asustada, «¡Mira ya que hora es!»

Corremos, oyendo nuestra agitada respiración,
sin dejar de sujetar firmemente nuestra comunicación,
bajamos escaleras al unísono, recortamos calles,
asfaltamos farolas.

Te veo a lo lejos, no cuelgas, porque ahí sí que no cedes.
Llegaras tarde darling, yo casi estoy.
Me guiñas tu ego, te cedo el espacio,
estás tan cerca.
—Cuelga tú –y me cuelgo, yo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario