miércoles, 9 de abril de 2014

La princesa Dana


Silencio. 
Está muda. 
En sí, solo dureza. 
Ya no es ella.
Delicada.
Tan bien tallada.
Muñeca de porcelana y trapo.
Tan frágil y bella.
 Fina y rústica.
 Niña eres, mujercita andante.
Firme piel pétrea, ¿dónde están tu relleno y tela?
Melena lacia, al viento, artificial y plástica, ¿dónde están las trenzas de lana?
Simple ella, tan compleja.
 Cubierta por vestidos caros, vestida con trapos. ¿Cuál es ella?
Sé de ti ¿y tú?, ¿sabes dónde has quedado?
Ni tus ojos hablan, ni tu tacto es cálido.
Yo conocí una dulce princesa, yo ame sus ojos negros, morena y de faz blanquecina no dejas huella de tus sonrosadas mejillas.

Veo en ti, tus labios cortados, rojos, ¿y las perlas?, ¿dónde está la sonrisa que yo amo?, ¿dónde está el reflejo de tu alma?, ¿el brillo en tus ojos?, ¿la vida en tus venas?

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