domingo, 13 de noviembre de 2016

Deep, blue, girl

No podría explicártelo, claro que me gustó que me defendieras, pero para mi subidiotaconsciente, eso dejaría ver que me gustabas...
—¿Gustabas? 
—Gustas –Miradita de ¿contenta? Esboza su sonrisa, se le comprimen tanto los labios que parecen una raya. —¿Puedo continuar?
—Oye, que yo no he dicho nada. –¡Ja! Mentirosa.
—Y eso, mira, mis caras me delatan, mi terrible expresividad más bien, y jo, lo más lógico fue meterme contigo. Pero me gustaste más de la cuenta en ese momento, además esos días comenzabas a llevar un poco rizado el pelo y estabas muy guapa. Y me odie cuando te lo tomaste en serio, y me pusiste esa mirada rota. Te hubiese abrazado con todas mis fuerzas.
—Y hubieses parecido una loca.
—Evidentemente. –Nos miramos con complicidad, como diciendo y ahora mismo me besarías ¿verdad?
—¿Te acuerdas del primer día que fuiste a clase con tus gafas?
—Bueno, sí, ¿por qué?
—Nunca te he dicho lo preciosa que te vi, ibas con tu cazadora negra…
—De piel sintética.
—De piel sintética, una coleta y supongo que con la camiseta mostaza que tanto me gusta –cara de pervertida —llevabas gafas y eso era como mi kryptonita, quería decirte lo mucho que me ponía ese rollito a lo Lois Lane. Es más, cuando me comentaste que creías que tendrías ponértelas me alegre mucho.
—¿Así?
—Sí, pensé que me gustaría mucho verte así, porque me ponen las chicas con gafas ¿sabes?

—Eso es maravilloso –se sienta encima de mí, y coge mi cara entre sus manos. Yo la miro con contemplación y deseo.

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