Hay una ciudad
muy pequeñita instaurada en mi corazón. Todo gira en torno a la muralla
que la protege como en su época medieval, formada por piedras
salvajes al pie y tras varios cuidados las que la sustentan se levantan en
sillares bien labrados. En sí misma es más bonita que ninguna. Además, hay un
pequeño río seco la mayor parte del año, pero en periodo de
lluvias ruge feroz y no solo se llena él, sino que riega un rinconcito
escondido que si te envuelve cualquiera podría decir que está en Irlanda.
Llevo cada
adoquín grabado en la planta de mis pies, y cómo olvidar a Euforia si es el
único hogar que conozco. Sus callejuelas de piedras primitivas y sus cuestan
que a veces «cuestan», emanan algo mágico a su paso, llenas de melancolía
a veces, y de aires festivos otras, sobre todo cuando se extiende el buen
tiempo. Pero la intimidad que desprende Euforia va mucho más allá, en las
noches se deja recorrer casi a solas, y no es que los pies la toquen, sino que
ella te acaricia como una amiga fiel guiándote a casa. ¡Y las luces! Es
precioso contemplarla a la luz de las farolas, que enmarcan un anochecer oscuro
con tonos anaranjados, allá donde se vaya.
Sus parques
recogen besos de varios tipos, sobre todo «el parque de los enamorados» que espera a que vuelva a enamorarme porque me ha dicho
que la última vez que nos encontramos tenía el corazón destrozado y hecho
jirones. Algún día le dije, no te preocupes
que lo verán tus pastos y me sentaré en
tu mirador para lograr perder aún más la cabeza, si fuera posible. Se
quedó tranquilo.
Euforia es muy alta, por eso tiene una luz que
tarda en apagarse, es el sol que la baña, pero también sabe ser fría, sopla un viento
que se instaura en los huesos, y cuando nieva se puede volver a ser niño entre
bolas de nieve.
Euforia, ojalá
supieras lo mucho que te añoro, aún siento por las noches cómo me arropas y me
das un beso en la frente.
Una vez oí, que lo mejor que se podía hacer es
enamorarse de los lugares, que así no se sufría pero ese que debió decirlo no
conocía a Euforia, o nunca se enamoró de ningún lugar sea como fuere he de
decirle lo que me rompe el alma tener esta relación a distancia, ya que Euforia
está en mí. Yo soy Euforia, también.
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