sábado, 11 de mayo de 2013

Corre, no mires atrás.

De vez en cuando pensamos que todo puede cambiar,
hasta que el vigor de la esperanza se difumina.
Llegamos al final del día cansados, con el peso de nuestros sueños,
y dormimos poco por no soñar más. 
Hola corazón despierto, vengo a apagarte, porque no sé 
cómo soportarás otro golpe seco.



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