Mi verano más largo se comprime en cuatro estaciones, repitiéndose dos periodos estivales.
Han pasado tantos días en mi cama, que ni recuerdo sus nombres, pero su olor no me permite olvidarlos.
Ha sido un tiempo para tropezarme conmigo misma, y mil piedras que siempre estuvieron ahí. Me perdí tan pronto en tan pocos días, que tal vez fueron un agujero negro y no espacio.
Después de todas mis caídas y recaídas, me he levantado con más ganas de vivir, pero sin embargo, parecía que no me percataba de mis miedos, que se iban acumulando en una nebulosa de inseguridades y bloqueos personales que me han conducido a las noche más bonita para escribir.me.a.mí.
Vamos a anunciar las pérdidas antes de dormir, o que amanezca. La más importante fue la pérdida de identidad, seguida de la de mi hogar. Los sustos que las siete vidas no pudieron evitar saltar, y a veces la sonrisa que se disfrazó de adulto para madurar o para cargar con el inevitable dolor.
Sigo viendo las mismas cosas diferentes, será cosa de románticos, pero creo que viajan conmigo y evolucionan a mi paso, o tal vez sea yo.
Esa maleta que me alejará de un mundo ya vivido, me espera en todas las estaciones y se ha instalado en mi portal. Para irnos conociendo dice. Yo no respondo. Pero sé que me iré.
Inclusive, mi Principito se está cansando de mí.
—Ya no somos iguales.
—Nunca lo fuimos.
—Tú nunca entiendes nada.
—Y tú nunca respondes.
Aprende a desaprender.
—Hasta pronto niña grande, ven a jugar de vez en cuando.
—Lo intentaré.
HAZLO
lunes, 3 de noviembre de 2014
miércoles, 3 de septiembre de 2014
Reflejo de querer
Te sigo en mitad de esta carrera de obstáculos, y no tengo ni
la menor idea de quién eres, sólo te escucho, lejos, cerca.
El sonido que emites. Eres música, un hilo invisible que
azota el viento. ¿Cierto?
Juegas, lo sé.
Te siento, sólo me dejo llevar. Por ti.
Acabas de desmayar suavemente un suspiro de anhelo, paras.
¡Qué carácter!
Tus pies, tintineo del aleteo de tus dedos en el aire. Eco,
voz, sigo sin verte. Te imagino, y, me tocas. Cubres mi rostro como si fueran
tus cuerdas, tú eres sombra, que cubre todas mis cavernas.
Duermo con el cosquilleo de mi inconsciente que te va buscando en cada sueño,
pero que al entrar el sol por la ventana te pierde, y pierdo el sueño y toda
huella de recuerdo.
No dejas de avanzar en mí, el tacto de tus manos afiliadas
al arco carnívoro en cantino. Sobre mi piel. Te oigo.
Vibras en mí, rozas mis heridas, soy la envolvente de tu melodía.
Adivina.
martes, 26 de agosto de 2014
viernes, 18 de abril de 2014
Poema embotellado
Me diluyo en ti, en el momento.
Sólo pienso en lo que estoy sintiendo.
Sólo siento.
Sólo pienso en lo que estoy sintiendo.
Sólo siento.
miércoles, 9 de abril de 2014
La princesa Dana
Silencio.
Está muda.
En sí, solo dureza.
Ya no es ella.
Está muda.
En sí, solo dureza.
Ya no es ella.
Delicada.
Tan bien tallada.
Muñeca de porcelana y trapo.
Tan bien tallada.
Muñeca de porcelana y trapo.
Tan frágil y
bella.
Fina y rústica.
Niña eres, mujercita andante.
Fina y rústica.
Niña eres, mujercita andante.
Firme piel
pétrea, ¿dónde están tu relleno y tela?
Melena lacia, al
viento, artificial y plástica, ¿dónde están las trenzas de lana?
Simple ella, tan
compleja.
Cubierta por vestidos caros, vestida con trapos. ¿Cuál es ella?
Cubierta por vestidos caros, vestida con trapos. ¿Cuál es ella?
Sé de ti ¿y tú?,
¿sabes dónde has quedado?
Ni tus ojos hablan, ni tu tacto es cálido.
Yo conocí una
dulce princesa, yo ame sus ojos negros, morena y de faz blanquecina no dejas
huella de tus sonrosadas mejillas.
Veo en ti, tus
labios cortados, rojos, ¿y las perlas?, ¿dónde está la sonrisa que yo amo?,
¿dónde está el reflejo de tu alma?, ¿el brillo en tus ojos?, ¿la vida en tus
venas?
sábado, 5 de abril de 2014
Capítulo 1
Cuántas veces desesperé para verte, para tenerte, cerca, tan
cerca como pudiera, como me dejarás, como quisiera, porque en ese entonces me
dejabas, yo, me dejaba, también.
«¿Qué somos?» Me preguntaste en medio de una pelea absurda. Recuerdo que en ese momento me sorprendí, y de repente comencé a reír. «Somos
personas, ¿qué otra cosa quieres que seamos?» Te fuiste dando un portazo tras
de ti. Estaba formándoseme un nudo horrible, en ese segundo estaba enfadada,
triste, con las tripas en la garganta con las mariposas en el culo y el puto
corazón en el riñón, o algo.
«Te quiero» Dijo mi voz, más bajita que el silencio, y con una lagrima hacinada en la mejilla. Simplemente me desmoroné. No tenía ganas de buscarte, ni de encontrarte. Ya no quería amarte. Ya estaba hecha una patata por tu culpa, «¡Ya basta de memeces joder!, ¿a qué estamos jugando?»
«Te quiero» Dijo mi voz, más bajita que el silencio, y con una lagrima hacinada en la mejilla. Simplemente me desmoroné. No tenía ganas de buscarte, ni de encontrarte. Ya no quería amarte. Ya estaba hecha una patata por tu culpa, «¡Ya basta de memeces joder!, ¿a qué estamos jugando?»
Ese día pensé que me moría. Me dolías tanto, jamás había sentido un dolor tan profundo, ni un llanto
tan amargo. Volviste pasando las horas. Abriste la puerta despacito, entraste
de puntillas, te sentaste a mi espalda, ¿para qué mirarnos cuando podíamos contemplar
el vacío?
«No me gustan las relaciones» ¿Y a mí qué? Yo que pinto en
tú maldito dilema moral. ¿No te gustan? Pues a mí ahora mismo la que no me
gusta eres tú. «Bien» «¿Sólo vas a decirme bien?» «Mira, estoy demasiado triste
como para contemplar esto como algo real, hazme un favor. Vuelve a hacer el numerito
de antes y vete, pero de verdad, márchate para no volver, ya no puedo más» «Yo tampoco» Nos quedamos allí, y aunque no sé aún porqué, comenzamos a buscar nuestras
manos, las sostuvimos, las aferramos, las sentimos, nos sentimos.
«No me voy» «Bien» «Bésame» «No» «Quiero...» Hizo la pausa más
larga que le haya visto hacer en medio de una de sus peroratas, tomó algo de
aire, y siguió. «Te quiero a ti, ¿quieres que seamos una pareja convencional? No
respondas, pero cuando te haga daño no tengas el maldito
descaro de echármelo en cara, estás cosas no se aprenden rápido». «Bien».
«Bien», eso es lo que no estoy, pero que más dará ahora,
al fin y al cabo tú me lo advertiste, fui yo quien no te escuchó. No, desde luego, eso no iba conmigo.
Fin del capítulo 1
miércoles, 19 de marzo de 2014
Hasta luego
No hay más que lluvia en nuestra ventana, amor.
Los días nublados, aún no se han terminado.
Tú me abrazas para liberar la última gota de calor,
para sentir el cariño a roces,
para dormir envuelta en una manta de ti.
Se nos escapa la vida entre susurros.
Nos quemamos las pestañas de tanto mirarnos.
Me dices cuelga tú, te digo no tú;
y así nos retamos a callarnos,
y el silencio nos golpea de pronto.
Se me escapa la duda que me dejas,
«¿He de hablar?, ¿aún estará?»
Sueltas un bufido, me rio, y mi risa te condena a perder el duelo.
Vuelves a hablarme de constelaciones, de galaxias, de amor.
Me dices, «me robas el tiempo, ya llego tarde»
Te respondo asustada, «¡Mira ya que hora es!»
Corremos, oyendo nuestra agitada respiración,
sin dejar de sujetar firmemente nuestra comunicación,
bajamos escaleras al unísono, recortamos calles,
asfaltamos farolas.
Te veo a lo lejos, no cuelgas, porque ahí sí que no cedes.
Llegaras tarde darling, yo casi estoy.
Me guiñas tu ego, te cedo el espacio,
estás tan cerca.
—Cuelga tú –y me cuelgo, yo.
domingo, 16 de marzo de 2014
Happy ending
Me
verás volver decía,
acostumbraba
a viajar y descoser.
Me
descosía el relleno en las tripas,
me susurraba
palabras vacías,
y me
creía todas sus mentiras.
Vivía
inmutable al cambio,
que mi
mundo cambiaba a cada paso,
y nunca
prestó atención a los detalles
porque
nunca le importaron.
Decía
mientras, cosas insustanciales.
Se marchó
como siempre,
y esa
vez decidí no esperar,
también
me fui para despertar,
para
cortar el vínculo.
Volver
a ser corriente.
sábado, 8 de marzo de 2014
Se dejaba llevar.
Estás guapa sin maquillaje, yo nunca te lo
pondría después de verte así, shhh déjame hablar, siempre interrumpiendo. ¿Quieres hacer el favor de dejar de fumar?, no lo digo por tu salud, ya no, lo digo por la mía, ¿no te das cuenta de lo sexys que
son las chicas malas como tú, esas que van de negro y de pensativas entre
calada y calada? No digas nada, ya lo sé, tú eres así, y te aseguro que no
quiero cambiarte, tampoco podría porque eres demasiado libre, eres testaruda,
siempre obligándome a discutir contigo, y eso hace que te desee aún más.
¿Qué si tengo miedo a quemarme? Perdona pero
necesitaba acercarme a ti, me lo han dicho las voces de mi cabeza.
¿Me dejas decirte algo? Desde aquí se ve mejor
el mundo, sí, ahora ríete de mí, pero lo cierto es que ignoras que estoy
reteniendo este momento, lo cierto es que no sabes que acabas de parar el
tiempo, suerte que tú te ríes, suerte de mí de ti.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)